¡Eh, tú! Dame eso que tienes. Dame la energía que has acumulado en tus negros y pequeños granos. Dame la inyección de adrenalina diaria, despierta mis sentidos como cada mañana y luego espérame, callada, hasta que vuelva a tu grifo en la instaurada rutina de un día cualquiera.
Momentos congelados para su consumo futuro.
miércoles, 14 de octubre de 2009
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